martes, 11 de noviembre de 2014

14. JUSTICIA, EQUIDAD

El sentido de la justicia determina cuál es el bien común para la sociedad y es necesario para mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones.  Autoriza, prohibe y permite acciones específicas en la interacción entre individuos e instituciones.

“Donde hay justicia no hay pobreza”  Confucio

“Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia” Aristóteles


Este conjunto de reglas tiene un fundamento cultural y en la mayoría de sociedades modernas, un fundamento formal:
El fundamento cultural se basa en un consenso amplio en los individuos de una sociedad sobre lo bueno y lo malo, y otros aspectos prácticos de cómo deben organizarse las relaciones entre personas. Se supone que en toda sociedad humana, la mayoría de sus miembros tienen una concepción de lo justo, y se considera una virtud social el actuar de acuerdo con esa concepción.
Y el formal es el codificado en disposiciones escritas, que son aplicadas por jueces y otras personas designadas, que tratan de ser imparciales con respecto a los miembros e instituciones de la sociedad y los conflictos que aparezcan en sus relaciones.

El ser humano aprende a ser justo. Un niño puede reconocer el acto justo por temor o influencia de sus progenitores; por ello proporcionarles explicaciones claros y asegurarse de que las comprenden. Y lo  más eficaz es brindarles un buen ejemplo de vida. La pretensión final sería que el infante, según crece, vaya concibiendo cuál es su deber y sienta un auténtico deseo de cumplirlo tanto dentro de su entorno familiar, de amistades, y en la sociedad en general.



La equidad es una fortaleza psicológica que nos permite ser ciudadanos responsables, verdaderos amigos y tener altos valores éticos. Según los psicólogos Peterson y Seligman el desarrollo de un juicio ético se completa con el compromiso a
ser justo en todas las relaciones con los demás enfatizando aspectos como:
- el desarrollo de  habilidades para el consenso equitativo,
- la sensibilización con la justicia social, la expresión de compasión por los demás
- y  la perspicacia necesaria para comprender las relaciones y obtener resultados equitativos.

La tradición de la justicia esta unido a la psicología del desarrollo, especialmente con el trabajo de Kohlberg, el cual propuso una teoría evolutiva sobre el juicio moral, según la cual el desarrollo moral se produce siempre pasando progresivamente por diferentes estadios, sin ningún salto evolutivo y sin volver hacia atrás. Es un desarrollo que va vinculado al desarrollo psicológico de la persona. Sin desarrollo psicológico no hay desarrollo moral. Los seis estadios son:
- Obediencia y castigo; en esta primera etapa los niños descubren las reglas y tienen una obediencia ciega a las mismas.
- Individualismo e intercambio; l@s niñ@s se dan cuenta de que existen unas reglas, pero desarrollan su propio punto de vista.
- Relaciones interpersonales; procuran adecuarse en su actividad a la moral del grupo en el que viven.
- Mantenimiento del orden social , el objeto de la moralidad sería mantener el orden social.
- Contrato social y de derechos individuales; en esta etapa la persona se da cuenta que ante un hecho existen diferentes puntos de vista morales por parte de la gente y también asumen que las leyes son importantes para el mantenimiento de la sociedad.
- El último estadio sería el de los principios universales. Se toma conciencia que hay principios éticos universales que se han de seguir y tienen prioridad sobre las obligaciones legales e institucionales convencionales. Se obra con arreglo a estos principios porque, como ser racional, se ha captado la validez y se siente comprometido a seguirlos. En este estadio impera la regla de oro de la moralidad: "hacer al otro lo que quiero para mí". Y se tiene el coraje de enfrentarse a las leyes que atentan a los principios éticos universales como el de la dignidad humana o el de la igualdad. Es el estadio moral supremo. Ejemplos Gandhi y Martin Luther King.
 Para lo que nos “sirve” esta fortaleza es para tratar a todas las personas como iguales en consonancia con las nociones de equidad y justicia, sin permitir que los sentimientos personales influyan en mis decisiones sobre los otros, dando a todo el mundo las mismas oportunidades.
Al igual que se ha comentado para otras fortalezas, la justicia es una virtud que conviene desarrollar en los niños desde bien pequeños.
Como padres y madres podemos ser objetivos y comprensivos para actuar justamente con nuestros hij@s.
Cada hij@ deber ser respetado; aceptado y amado tal cual es.
Los demás le ayudamos para mejorar
Puede participar, ser escuchado, en la medida adecuada a su edad y capacidad.
Y tienen derecho a convivir con respeto, orden, alegría y paz.

Propósitos

1. Quizás una de las mejores maneras de comenzar a funcionar con esta fortaleza es practicar la regla de oro de la moralidad el “haz al otro lo que quieres para tí”;. Adapta esta frase a tus situaciones cotidianas y actúa en consecuencia.

2. Evalúa tu nivel de compasión hacia los demás ¿hasta dónde alcanza? Intenta expandirlo más.

3. El buen ejercicio de la justicia requiere de otras virtudes como humildad, sinceridad, gratitud, por ejemplo; por ello, desarrolla éstas también.

4. Y a la hora de decidir, ¿lo haces imponiendo o por consenso equitativo? Prueba a desarrollar habilidades de escucha para llegar a acuerdos que satisfagan a todos.

5. Educa desde la infancia señalando las reglas del juego que muestran claramente lo que es y no justo, por ejemplo:
Enseña a establecer acuerdos con herman@s  y amig@s y hazlos cumplir.
Establece reglas que sean aceptadas de mutuo acuerdo.
Exige que se diga la verdad.
Respeta la propiedad ajena: ojo a robar, romper, cualquier cosa de los demás.
Que las necesidades y derechos ajenos sean respetados (por ejemplo, la habitación del hermano y su intimidad, el silencio en casa si otro estudia, guardar turnos al conversar,....)


6. Y en relación a tratar al otro como tú deseas ser tratado aplicado al caso de l@s hij@s recuerda que somos su ejemplo; así que actúa en consecuencia congruentemente porque vale más lo que hago que lo digo. Entonces, si me equivoco, reconozco el error y además lo rectifico lo antes posible.

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